Arte en la piedra

Yian es un artista que vive en
España desde hace 20 años y los últimos 9 está viviendo en la isla de la Palma.
Desde que llega a la isla, cuenta que en las primeras 3 horas ya a recogido
piedras se le “viene a las manos”.

        Para
Yian las piedras casi les hablan, se revelan como parte del macro cosmos que es
el todo, en sus creaciones trata de que éstas se integren en el universo
natural. A lo largo de su carrera ha usado muchos materiales en sus esculturas
a los que ha dado forma, pero aquí descubre la piedra y su pureza sin
manipular, ese pedacito de universo copia el proceso universal, es la creación
directa. 

        Considera
que en su trabajo con jardines, se puede encontrar el jardín hortelano, que
representa lo físico del hombre, el jardín floral que representaría la esfera
de los sentidos y por último el jardín Zen que es el alma, el espíritu del
hombre.

        Nan
Shan es un maestro jardinero Zen del siglo III y es la referencia directa de
donde bebe Yian para la creación del jardín mineral, este jardín está dirigido
al alma y es el espíritu del hombre el que sabe ver y apreciar esta belleza. De
esta manera, se acerca al observador seleccionando a la piedra por su forma, de
algún modo repite lo que en la prehistoria hacía el hombre para representarse,
usaba la piedra que por su grafía y sin transformarla, explicaba sus
sentimientos.

        Se
puede leer de éste maestro jardinero Zen, que su forma de trabajar está
dividida en tres pasos. El vacío, sigue la etapa del caos y el tercer paso es
la organización y percepción con los sentidos, es decir, el cosmos. El vacío es
la nada y el todo, lo no manifestado, el Tao. El caos, aparente suciedad de la
nada que serpentea por el vacío. El cosmos, el mundo desde el punto de vista de
los sentidos que conforma a la ley de la armonía. El vacío no tiene tiempo,
cuando lo fecunda el cosmos aparece el concepto de tiempo y espacio. El cosmos
es el resultado de un doble dragón que se persigue en la aparición y
desaparición, el juego del vacío y el caos.

        El
arte del jardín mineral, se manifiesta no sólo con lo que hay, sino con los
espacios vacíos, éste arte es parecido a la música que se construye desde el
silencio, llenando los espacios con las notas musicales, sin el silencio, sin
el lienzo en blanco no es posible la música o la representación gráfica del
artista o… la caligrafía en la tierra. 

        La
gran actividad del jardinero Zen, es sentarse en el silencio del vacío y es en
ese momento cuando nace el proyecto.

 

La rotonda

 

        La
inspiración del proyecto nace al contemplar desde la zona el roque Idafe, Yian
entiende que es como una puerta de energía y la obra trata de reproducirla. El
que esté instalada en “el paso”, vuelve a reforzar la idea de construir un
desfiladero, un paso. Éste diálogo con el paisaje configura la forma de la
base. Otra forma muy nuestra es la espiral, por lo que se usa las piedras para
crear el desfiladero y la espiral cumpliendo el principio del diálogo con el
entorno, Yian repite una y otra vez que la obra está hecha por y para La Palma
y el lugar. El Yin y el Yang que equilibraría la zona en sus energías, también
está representado por la proporción, distribución y forma de las piedras, desde
una piedras centrales y puntiagudas clavadas en el cielo, el conjunto se
suaviza con cantos redondeados que se entierran en la tierra. Los colores del
picón rojo y negro que cubre la base, juegan con la forma y el dibujo que calma
el remolino central.

        En
esta escultura, Yian estudia la energía del sitio desde la geobiología, la
complementa con su formación escultórica y druídica y por último, la enseñanza
del maestro jardinero Zen Nan Shan y las piedras de una cantera cercana
terminan por convencerlo de cual es el proyecto. Piedras que acostadas al lado
de la carretera nadie veía, ahora sorprende al que pasa con la multitud de formas
y texturas, dependiendo de la iluminación y condiciones atmosféricas.

        El
proyecto contaba con un tiempo y presupuesto limitado, unas normas de seguridad
vial que cumplir y fuertes presiones por poner elementos vegetales, pero la
obra estaba realizada en la mente del artista, un consejo del maestro jardinero
Zen terminó de decidir la obra: lo que permanece en el tiempo, son los huesos
del paisaje, la piedra, la carne, es decir la vegetación cambia con el tiempo.

 

                                                                       Manuel
Ramos

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