Blanco y en botella…

«Expresión que se dice cuando algo es fácil de deducir. La expresión completa sería «blanco y en botella, leche». No obstante, la frase completa rara vez se dice. Cuando decimos «blanco y en botella…» lo hacemos al final de la frase, y lo hacemos con una entonación que muestra que la frase está inacabada. Ejemplo: – Dice mi hijo que no tiene novia, pero mucha gente me dice que lo han visto besarse con una rubia en la calle. Blanco y en botella…»

Hasta aquí la definición del diccionario, pero creo que tendremos que cambiar esta frase hecha por otra, porque los fabricantes de alimentos hace mucho tiempo que en la botella de leche no ponen ese líquido que sale de la vaca y que fue un alimento tradicional para los niños y mayores en nuestras latitudes.

Pros y contras en relación al consumo de leche podemos encontrar mucha información en los dos sentidos. Mi madre decía que estoy vivo gracias a la leche que tomé en mi infancia. Parece que en ese tiempo todavía no se había inventado lo de las alergias alimentarias y yo crecí tan feliz y sin ningún problema.

¿Leche de verdad?

Pero éste no será el tema a tratar, que lo veremos otro día. Me gustaría comentar el hecho de que los alimentos dejaron de ser simples y naturales al enfrentarnos a la competencia de los productores de alimentos. Ya no servía tener una vaca con grandes tetas, esta vaca tenía que tener alguna característica que la distinguiera de las demás para que el consumidor se decantara por una u otra… mi leche es más leche que la tuya, bueno, pero la mía tiene calcio, es que la leche tiene calcio por ser leche, pues entonces a la mía le añado más calcio, pues entonces yo ofrezco una con vitamina D para fijar el calcio, pues a la mía le pondré omega 3 que será mejor…, y entonces aparecieron los: “alimentos funcionales”.

Alimentos funcionales.

Actualmente se comercializan en España más de 200 alimentos funcionales, los más numerosos son fundamentalmente los derivados lácteos fermentados a los que se les añade prebióticos, como los fructanos tipo inulina, son el sustrato trófico de los probióticos y potenciales selectores de la flora colónica. La asociación de un prebiótico y un probiótico se denomina simbiótico. (Más información)

Se conocen innumerables sustancias con actividad funcional que añadida a alimentos naturales, “enriquecen” sus características: fibra soluble e insoluble, fitosteroles, fitoestrógenos, ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, derivados fenólicos, vitaminas y otros fitoquímicos.

La legislación actual dice que cualquier producto que alegue propiedades para la salud es un medicamento, aunque hay alguna fisura en la ley que dice que un medicamento es el recetado por un médico con una indicación terapéutica y un producto con alegación de salud no lo es. Se dice que un alimento funcional puede prevenir una enfermedad y un medicamento sería para curarla, como ven las cosas no son tan fáciles y que para hablar y no enterarte de nada, los abogados.

En esta sociedad consumista en la que el tiempo lo es todo, los vendedores te dicen que no puedes parar de trabajar, como los hombres grises de MOMO, ni siquiera para hacerte cargo de tu salud. Que tu medicina sea tu alimento, como decía Hipócrates dejó de existir hace mucho tiempo.

El meollo de la cuestión.

Desde mi punto de vista, el problema de estos alimentos es que en realidad se comportan como medicamentos sin receta y que pueden hacer bastante daño a personas sanas.

El artículo del yogurt.

Hace unos días en otro artículo (más información), alertaba contra el uso de un laxante muy bueno “oculto” en un yogurt. Es una forma de fidelizar al cliente porque una vez que estas laxado con el consumo diario de éste yogurt, te será muy difícil volver al trono de forma natural, tu intestino se volverá perezoso. A mi me pasó y conozco a muchas otras personas que también lo sufrieron. Ahora, resulta que la mayor multinacional del yogurt (ustedes ya saben de quien hablo), se hecha atrás porque la EFSA (más información), empezó a demostrar que los alimentos funcionales, no son tan funcionales. Es el organismo responsable de que los ciudadanos de la Unión Europea podamos confiar en los alimentos que nos llevamos a la boca. En el año 2006 recibió el encargo de explorar la base científica de más de 4.000 afirmaciones referentes a esta clase de supuestos beneficios para la salud. A finales del pasado febrero, la EFSA publicó una primera hornada de resultados, con el análisis de algo más de 400 productos.

Los informes han sido demoledores: más del 80% de tales aseveraciones carecen de todo fundamento científico.

Consecuencias.

Resulta que como en algunos países de Europa mejor informados, se ha dejado de consumir estos productos, la multinacional de marras, está planeando bajar el precio y venderlo… más al sur. Y por si eso no fuera poco, están preparando unas campañas de información para los pediatras y médicos de cabecera para que sean ellos los que nos “recomienden” consumir estos productos. (Más información)

Para conseguir esto, seguramente les pagarán a los profesionales una estancia para él y su acompañante en Cancún. Curiosamente, es el sitio donde les explicarán los beneficios de sus productos, algo parecido a lo que hacen las multinacionales farmacéuticas, pero ¿quien sabe si  es el mismo perro con distinto collar las farmacéuticas y las industrias alimentarias?

No se deje automedicar. Si necesita un laxante, pídaselo al profesional de la salud de su confianza y lo mismo le digo sobre otros alimentos funcionales.

El omega3.

No quiero terminar sin hablarle de otro producto que hace que la leche cueste un 25% más cara al añadirle este producto: el omega3. Los científicos comenzaron a investigar las propiedades de los ácidos grasos omega 3 a raíz de descubrir que los esquimales habitantes de la isla de Groenlandia poseían una tasa de mortalidad muy baja por enfermedades cardiovasculares.

Se detectó en la sangre de estos esquimales, altos niveles de ácidos grasos omega 3 y se observó que tomaban mucho pescado, en realidad comían la grasa que tienen el pescado y otros animales de esta zona para defenderse del frío. Posteriormente la comunidad científica avaló con numerosos trabajos de investigación la veracidad de estos hallazgos.

Si necesita omega3, consúmalo de su fuente natural, es decir, el tipo de pescado rico en éste elemento. Cualquier leche con omega3 apenas te da para enterarte de que tiene esta sustancia o en su caso, para que fuera beneficiosa para tu salud. Tendría que beber unos 6 litros de leche, y si resulta que los beneficios de consumir omega3 son bajar el colesterol y los triglicéridos, ¿qué ocurre si lo estás tomando en un alimento tan repleto de grasas saturadas y colesterol como es la leche?

Salu2

One response to this post.

  1. Posted by Pilar on 26/04/2010 at 21:24

    Buen artículo y ánimo. Decía Aristóteles que entre un amigo y la verdad había que elegir la verdad. La lucha contra esas multinacionales del engaño y la estafa de productos milagrosos para el bienestar y la salud, no debe cesar. Yo como ciudadana que paga sus impuestos, con los que se sostiene la sanidad en este país, me niego a que señores que vienen a ofrecer sus productos milagrosos y de camino a hacer negocio, me hagan esperar y confío en que nunca un médico me recomiende nigún alimento funcional.

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