Hace unos días hablando con mi hija que vive en Andalucía, me preguntaba si tenía que tomar yodo para evitar los efectos del escape radioactivo de la central nuclear de Fukushima. Le aconsejé que en vez de tomar sal yodada o yodo, que comiera marisco, que tiene mucho yodo y que si no le hace falta para evitar los efectos radioactivos de la central nuclear, por lo menos pasarían un rato agradable saboreando los mariscos. Si se diera el caso, esperemos “confiados” en que las autoridades nos avisen de cuando tomar pastillas de yodo estable para las personas que pudieran verse afectadas, de forma que la tiroides quede saturada con este yodo y se evite la incorporación de yodo radiactivo.
Estos días estamos inquietos al ver la información que nos llega de estos desastres. Pero no me fío. Cuando pienso en los medios de comunicación que deberían ser en realidad informadores, me doy cuenta que eso sería hace años, pero ahora son empresas que tienen que rendir cuenta a sus accionista y vender cuanto más mejor. Repasando desde cuando empezó modernamente este cambio de “principios morales” en la forma de informar, parece que la mayor guerra entre periódicos empezó entre los años 1985 y 1989 en New York y ganó la batalla de ventas el que fue más sensacionalista, hoy se la conoce como prensa amarilla, pero cada vez existe menos prensa que no manipule la verdad.
Hoy nos enteramos que la versión que nos dan los medios de comunicación, es muy diferente de lo que se está viviendo “in situ” gracias a los vídeos que cuelgan en Internet las personas que viven en la zona. Casos de engaños de los medios por ocultación o por tergiversación recordamos: la pandemia de gripe A, ¿qué pasó con el Sahara occidental?, ¿alguien sabe algo del Codex Alimentarius?, ¿por qué mis hijos me llaman alarmados al ver las noticias que dicen poco menos que la isla tiene un gran temporal y que nos estamos ahogando o que estamos de nieve hasta el cuello?, ¿la versión que nos dieron los medios para justificar la descatalogación de Especies Protegidas de Canarias?.
La verdad sobre la cantidad de contaminación por el escape radioactivo de las centrales de Japón sólo la sabremos con el tiempo y la realidad se verá por el número de enfermos por esta causa.
Síntomas y efectos.
La radioactividad no sólo afecta a las personas sino también a animales, plantas, agua, la tierra y la atmósfera. Según la dosis de exposición y concentración en el ser humano podríamos observar: leucemia y otros cánceres así como pérdida de pelo, diarreas, fatiga, náusea, vómitos, desmayos, quemaduras de piel, y a altas dosis, la muerte.
Nucleares no.
Algo bueno que podemos sacar del problema del reactor nuclear de Japón es lo peligrosa que es esta fuente de energía, cuando ya existen las llamadas: energías limpias. Tenemos un estupendo ejemplo de autogestión energética cerquita, en la isla de El Hierro y también en Lanzarote. Dentro de poco dejarán de ser dependiente de los combustibles fósiles y conseguirán de la naturaleza toda la energía que necesiten. Son las llamadas energías limpias. Podemos usar aerogeneradores que aprovechan la energía del viento, la de las olas del mar o mareomotriz, la de sol con las placas solares, la biomasa que nos permitiría darle un mejor uso a las miles de toneladas de residuos de las plataneras que se tiran a los barrancos. El caso de El Hierro es la combinación de viento y presa (hidroeólica). Imaginen que en La Palma y en todas las islas se tuviese la valentía de adoptar el modelo energético de El Hierro. Es cierto que al principio requeriría un gran esfuerzo inversor, pero seguro que entre todos lo podríamos pagar y no dejaríamos para nuestros hijos durante milenios una deuda por culpa de la energía nuclear y sus residuos.
Posted by Pili on 19/03/2011 at 13:05
Adelante con esa consciencia libre de hipotecas, adelante con otra forma de ver la vida humana.
Posted by Susana on 02/04/2011 at 21:44
Ojala, nos demos cuenta de lo que estamos consiguiendo en nuestro mundo, destruirlo por culpa de los que se quieren hacer ricos, ojala no existiera el dinero.