Hace años que tengo la costumbre de leer las etiquetas de los productos que compro en el mercado. Hace tanto tiempo que lo hago que digamos que uno se inmuniza, por lo menos ante el escándalo de ver la cantidad de sustancias añadidas ajenas a lo que es un alimento. Claro que conozco el argumento a favor de añadirle tantos aditivos: sin ellos el productor no podría garantizar que el consumidor reciba algo «comestible», y así le va a nuestra salud. Pero lo más sorprendente fue ayer que me dio por leer la etiqueta de algo tan simple y tan natural como son las lentejas. Lo que llamó mi atención fue el país de origen: ¡Canadá!
Cuando nuestros dirigentes decidieron que lo mejor para España era ser parte del Mercado Común Europeo, obligaron a muchos productores de alimentos de toda la vida, es decir, a nuestro sector primario, que arrasaran sus campos, a los ganaderos que mataran sus animales y otras tropelías más. Antes de ser europeos, nuestra comida era más fácil conseguirla en el mercado del pueblo, que la que tenía que venir de fuera. Pero, nos acostumbramos a que Europa nos “subvencionara” por no producir ciertos alimentos y, digamos que decidimos chupar de la sopa boba que nos venía de fuera, pero esto tuvo un precio, empezamos a depender de ellos. Ayer, creí comprar unas lentejas de Lanzarote y resulta que son de Canadá o Estados Unidos, los garbanzos vienen de México y yo me pregunto ¿cuánto Monsanto está
detrás de muchos alimentos? Esta multinacional y otras tres o cuatro son las propietarias de las semillas que los agricultores tienen que comprar porque son plantas estériles, modificadas genéticamente y no funciona lo de toda la vida: guardar semillas para la próxima siembra, no valen. Ahora dicen que estudian como dar marcha atrás y que ya avisaran. ¿Cuándo las ranas tengan pelo? Además tienes que usar sus herbicidas con daño más que demostrado para el agricultor. Hace unos días por fin le pararon los pies en Francia y condenaron a la multinacional a pagar los daños provocados en un agricultor.
Si desliamos más la madeja, resulta que los grandes productores de estos y otros cereales dependen de estas multinacionales. Y después nos tachan de “conspiratis” cuando nos da por investigar estas cosas.
Aditivos.
En fin, sólo advertirles sobre algunos de los aditivos más peligrosos que conozco y que “legalmente” se añaden a los alimentos: en las bebidas llamadas light o que “no engordan” sustituyen el azúcar por edulcorantes bajos en calorías, como el peligroso aspartamo (E-951) y resulta que según muchos estudios, con su consumo se engorda más que con las otras. Además del daño que estos edulcorantes producen a nuestro organismo: la asociación americana del corazón distribuye un gráfico (izquierda) con alguno de estos problemas. Y como decía ABC estas bebidas aumentan el riesgo de infarto.
Los llamados potenciadores del sabor también tienen una gran polémica sobre sus efectos secundarios. En concreto, el más conocido es el glutamato monosódico (E-621), es una sustancia presente en los alimentos de forma natural, pero los fabricantes lo añaden para darle sabor a los alimentos envasados. El conocido como síndrome del restaurante chino es producido por este aditivo y provoca: dolor de cabeza, crisis asmáticas, reacciones alérgicas (entre leves y moderadas), taquicardia, náuseas, vómitos, opresión en la nuca, etc. Algo parecido a una alergia
alimentaria. Otros estudios dicen que estos aditivos también aumenta el apetito. Recuerden el anuncio de patatas fritas que se venden en un tubo: cuando haces pop ya no hay stop, posiblemente era producido por el potenciador del sabor.
Bueno, como siempre, se pueden encontrar estudios a favor y en contra, es mucho el dinero que dejarían de ganar algunos fabricantes, pero por favor infórmense, va su salud en ello.
Posted by sarai on 15/02/2012 at 23:16
El otro día le di a mi hija un paquete de gusanitos y llevaba glutamato monosódico. Los fabricantes nos hacen comer porquerías, con tal de ganar dinero…que asco.
Posted by Manuela on 13/03/2012 at 22:13
He leído que el glutamato monosódico bloquea directamente la parte de nuestro cerebro que es desde donde se produce la apertura a lo sutil con lo cual nos impide o como poco nos dificulta el acceso a las vibraciones más sutiles de la existencia. Es decir, bloquea la apertura de la consciencia.
Posted by Susi on 27/06/2012 at 17:57
Por desgracias, casi todo lleva glutamato monosódico, y casi nadie lo sabe, pongo el ejemplo de mi hermana, le compró unos gusanitos a mi sobrina, y miré la etiqueta, y le comenté: «hermana sabes que contiene glutamato monosódico», seguido mi hermana y cuñado se pusieron a reírse, no tenían ni idea de lo que hablaba, se lo tuve que explicar, ahora buscan gusanitos sin éste componente, los hay pero son difíciles de encontrar, un saludo.