En algunos bares de Andalucía han aparecido unos carteles con el texto: se prohíbe hablar de la cosa. Claro está que cuando uno pregunta ¿que es la cosa? Y el camarero te dice que todo el mundo cuando llega siempre dice: ¡cómo está la cosa!
Bromas a parte esta crisis económica nos está afectando a casi todos de una forma u otra, sobre todo a los trabajadores.
Esto, produce unos conflictos emocionales y mentales que a algunas personas les afecta más que a otras. El excoordinador general de IU, Gaspar Llamazares citó un estudio de la revista “The Lancet” y otras revistas de salud españolas en el que se explicaba como ha aumentado el número de suicidios y enfermedades mentales en España, asociados a la crisis económica. «Aproximadamente hay 10 muertes diarias por estas causas en España», ha señalado.
Krishnamurti decía que en el ser humano sólo existen dos emociones en distintos grados: el amor y el temor. Chomsky en su relación de estrategias para que las clases políticas puedan silenciar a las masas en sus reivindicaciones, incluía el temor y el miedo. Las personas con miedo no se atreven a protestar ni a exigir sus derechos. Pero no todo está perdido… algunas personas no tienen miedo.
Por supuesto, no me voy a meter en política que no es lo mío, pero este hecho es una excusa perfecta para recomendarles dos cosas desde el punto de vista de la salud: primero, que ante un problema mental grave, no se automedique ni elija una terapia o medicina porque a su vecino le fue bien. Tiene que acudir a su psicólogo o profesional de la salud de su confianza porque como sabe, todos somos únicos y distintos. Y el segundo punto, si no tiene otro consejo mejor, procure no usar drogas que pueden “engancharlo”. La medicina oficial normalmente le recomendará algunos fármacos de entre los miles que actualmente se encuentran en el mercado. Una crítica de los mismos psicólogos es que las multinacionales primero fabrican el fármaco y luego explican los síntomas que puede remediar. Miguel Jara es un periodista que escribe libros denunciando las tropelías de las multinacionales y en un artículo habla de la “máquina para inventar enfermedades”.
Definitivamente no sé nada de estas drogas que se usan para estos padecimientos y no se puede generalizar pero… sólo con darse una vuelta por Internet, encontraremos que son unos cócteles químicos a los que tener “respeto”.
Por esto me gustaría hacer algo parecido a una escala de daños o efectos secundarios con los remedios para estas enfermedades.
En esta escala de remedios para la salud, yo pondría en segundo lugar y muy alejado de la farmacopea oficial las “Microdosis”, creadas por el doctor mexicano Martínez Bravo en la década de los setenta. Excelente procedimiento para diluir un medicamento, planta medicinal o cualquier cosa que pueda sanar, algo parecido a la homeopatía. Lo bueno es que este procedimiento lo usan también algunos laboratorios farmacéuticos y puedes reconocerlos porque en la composición del producto las cantidades son microgramos (mcg.) Los resultados al usar estos medicamentos son excelentes y, además, los efectos secundarios suelen ser mínimos.
Después de esto pondría, como no, a las plantas medicinales y todas sus presentaciones, que también tienen algunos efectos indeseables e incluso peligrosos. Como decía Paracelso la diferencia entre el fármaco y el veneno es la dosis.
Los siguientes en esta lista serían las Esencias Auraflor, Flores de Bach, Homeopatía, Fitobiofísica, que pueden ser excelentes para recuperar la salud, sin que después te quedes “enganchado” a algo ajeno a tu cuerpo.
En otros artículos hablaremos de algunos de ellos.
Salu2.
La cosa