Creo recordar que quienes empezaron por llamar a los alimentos con otro nombre fueron las tiendas de dietética. Las hamburguesas vegetales, la leche de soja, el vino que no lleva alcohol… la realidad no es lo que parece. Hace unos días, para mí el colmo de las cosas llegó cuando leí una advertencia en unas lonchas de queso, decía: mucho cuidado porque puede contener leche.
Otro etiquetado engañoso se está produciendo en los productos envasados y congelados como la carne. Te puedes encontrar una etiqueta que te dice que el chuletón que quieres comprar en realidad es un “preparado cárnico”.
Son más baratos
Te conquistan con el precio ahora que estamos todos apretados de dinero, pero cuando llegas a casa, de pronto, aquel tremendo pedazo de carne empieza a echar agua y a encogerse en la sartén y en ese momento te das cuenta que de carne aquello sólo tiene el 70%, lo demás es agua inyectada con múltiples agujas, junto con conservantes, colorantes y potenciadores del sabor, además de proteínas procedentes de la soja y la leche. Por eso, ahora te puedes explicar encontrar el jamón en lonchas anunciando que no contiene leche.
Por cierto, es un argumento publicitario poderoso el vender los alimentos sin lactosa o pan sin gluten, o alimentos light y que sé yo que más cosas se inventarán.
¿Nos están engañando? legalmente no. Si consultamos la legislación, podremos ver la siguiente definición: «Preparado de carne: la carne fresca, incluida la carne que ha sido troceada, a la que se han añadido productos alimenticios, condimentos o aditivos, o que ha sido sometida a transformaciones que no bastan para alterar la estructura interna de la fibra muscular ni, por lo tanto, para eliminar las características de la carne fresca».
Por cierto por menos de 1000€ puedes comprar una máquina para inyectar agua y sal a la carne o al pescado.
Cuando compramos salchichas o chorizo o cualquier embutido ya sabemos que no es todo carne sino que tienen unos ingredientes o una manipulación que convertirán un producto en otro, pero que identificamos por el nombre. El problema es cuando te quieren dar “gato por liebre”.
Por desgracias la industrialización de los alimentos ha llevado a estos a dejar de ser alimentos naturales para convertirlos en preparados. Los conservantes permiten al productor mantener a la venta un alimento que se estropearía en poco tiempo. Pero esto también está llevando a que enfermedades desconocidas o alergias supercomplicadas estén aflorando sin que los intereses económicos permitan darles solución.
SQM.
Esta enfermedad que llamada del siglo XXI, se la cataloga como la enfermedad de Sensibilidad Química Múltiple. Muchas personas la padecen en distintos grados pero todas están causadas por el exceso de sustancias químicas en los alimentos y en el ambiente. Los alimentos genéticamente modificados también están causando mucho daño, no sólo a los productores que tienen que usar unos agroquímicos muy dañinos, sino que también muestran unos estudios científicos en Francia, lo dañino que es para la salud el consumir estos alimentos. Claro está, la UE por medio de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) está contraatacando y desacreditando el estudio de los franceses. La todo-poderosa Monsanto parece que no ha podido comprar a todos los científicos, pero es evidente que sí a los políticos. España es uno de los países donde está permitido el cultivo de alimentos genéticamente modificados.
Se dice que el que hace la ley hace la trampa, pero de vez en cuando se les escapa alguna cosa y aunque no es perfecta la ley de etiquetado (en otros países es peor ver), si nos paramos un poco a leer las etiquetas podremos evitar en parte el engaño “legal”.
Salu2 Manuel
Un interesante vídeo sobre el SQM:
Posted by Susi on 09/10/2012 at 22:23
Me ha encantado, cada vez te superas en tus articulos, me quito el sombrero, gracias.