Hace años, acompañé a mi madre al médico porque le dolía una rodilla. El médico, un señor mayor de los que conocen a sus pacientes de años y los trata con confianza. Después de examinarle la rodilla le comenta a mi madre: “Señora, eso es de la edad”. A lo que mi madre, una andaluza acostumbrada a los refranes y a los dichos le contesta “Pues la otra rodilla tiene la misma edad y no me duele”.
Las creencias.
Esa respuesta me hizo pensar la de veces que damos por sentado un dicho. Conozco a muchas personas ancianas que están estupendamente de salud y no por cumplir años uno tiene que sufrir enfermedades. Desgraciadamente, también es un hecho que los ancianos suelen sufrir algunas enfermedades al ir envejeciendo. Cuando uno envejece, la vida y los hábitos cambian poco a poco y, por ejemplo, hacer la comida se convierte en un aburrimiento y se termina por hacer siempre lo mismo. Es cierto que también el paladar cambia, la boca está más seca en muchas ocasiones debido a los medicamentos y, por supuesto, muchas papilas gustativas se perdieron con el tiempo. Por esto es importante
tener la buena costumbre de variar las comidas a lo largo de una semana. Recuerdo en un foro de dietética que se recomendaba consumir 25 alimentos distintos en la semana para tener una nutrición adecuada. Las monodietas son buenas para curar algunas enfermedades pero no son buenas para mantener la alimentación diaria. Los nutrientes que necesitamos están desperdigados por los alimentos y es en la “oficina del estómago” donde el cuerpo los maneja apropiadamente.
Se me va la cabeza.
Desgraciadamente, parece que las enfermedades degenerativas de nuestra conciencia se dan cada vez con más frecuencia. Los últimos estudios parecen confirmar que una vida con problemas de sueño está ligada a una degeneración en las células cerebrales. Empezar a manejar la cabeza en tareas de memorización y alimentarse de una forma equilibrada, cuando ya empieza la enfermedad o empezamos a tener cierta edad, puede ser paliativo, pero si durante la vida no cultivamos unos hábitos buenos tanto en la comida como en las costumbres, poco se puede hacer.
Una cosa (entre otras muchas) que podemos hacer para fortalecer nuestra mente es la conexión de los hemisferios con juegos o ejercicios. Es como si fuésemos dos mitades pegadas lado a lado en nuestro cerebro. Por esto, usar ambas manos “pasando del centro del cuerpo” hacia el otro lado, es importante. Tocar el piano, la guitarra o cualquier instrumento que requiera el uso de las dos manos, lanzar una pelota con una mano y recogerla con la otra, hacer pases de “revés” jugando al tenis, todos estos ejercicios ayudarán en la tarea de mantener una buena salud mental.
La piel.
Es frecuente que con la edad también aparezcan los errores o abusos que hicimos en nuestra juventud con la piel o el pelo. A los conductores de estas latitudes nos suelen aparecer más problemas en el lado izquierdo del cuerpo, más expuesto al sol, como manchas que es bueno que les eche un vistazo nuestro dermatólogo. El tomar el sol en exceso o en horas inapropiadas, el abuso de los llamados protectores solares que tanta química nos mete en el organismo, a la larga son responsables de problemas en la piel.
En esto quiero incluir los detergentes y suavizantes que usamos para lavar la ropa que al ponértela impregna la piel de más sustancias químicas. Y tenemos para otro artículo con el uso que se está haciendo de la nanotecnología en nuestra ropa y elementos de consumos. ¿Qué ocurrirá en nuestros pulmones cuando respiremos una nanofibra? ¿Sabrá que hacer con ellas nuestro organismo?
Otro día más.
Saludos
Posted by liseth on 05/11/2012 at 11:32
me encanto la respuesta de tu madre!!!!!