Hace muchos años cuando Monsanto aseguró acabar con el hambre en el mundo, lo argumentaba diciendo que sus sembrados no serían atacados por plagas y que producirían una cosecha enorme. Hoy todavía tenemos hambre en el mundo y Monsanto no ha podido justificar lo inocuo de sus semillas a largo plazo, es más, cada día algunos investigadores independientes están denunciando los problemas de salud que causan estos productos. Además, en los países que se introdujo la siembra de estas semillas, los campesinos están abandonando una tierra que no produce nada y que los enferma a ellos y a su familia.
En los últimos tiempos, se está hablando mucho de la nanotecnología, y la verdad es que la ciencia hace verdaderos milagros. “Miraron” de cerca la superficie de las hojas del loto y observaron que ningún líquido podía posarse sobre sus hojas. Replicaron esa estructura y la pusieron en el parabrisas de los coches. Resultado, no hace falta escobilla de limpia-parabrisas porque el cristal, por medio de una nanoestructura parecida a como lo hace la planta, repele cualquier líquido. Otra novedad importante es que se está usando esta nanoestructura en forma de nanofibras para dotar a los tejidos de las mismas cualidades. Un tejido que nunca se mancha ni se moja. Cuando pase el tiempo, ¿tendremos nuevas enfermedades gracias a estas nanofibras? Que pasará en los alvéolos pulmonares cuando se respiren estas nanofibras, ¿sabrán los pulmones como quitarse de encima esta nueva sustancia?
Inocuidad de un producto.
Este es el tema que me preocupa, ¿cómo estamos seguros de que con esta nueva maravilla científica no será “peor el remedio que la enfermedad”?
Por ejemplo, estamos tan necesitados de los móviles que perderlos de vista unas horas nos produce un extraño desasosiego y es que realmente dependemos de ellos. Cada día aparece una noticia que nos habla de la excepción de la regla, es decir: el teléfono móvil no es malo usarlo pero en Italia a un señor le salió un tumor en el cerebro y quedó probado que fue por el uso continuado del móvil para su trabajo.
Unos científicos franceses demostraron como sus ratas de laboratorio al ser alimentadas con semillas transgénicas desarrollaban unos tumores enormes. Los agricultores sudamericanos que usan el insecticida que necesita las semillas de Monsanto, están llenos de extrañas enfermedades incluidos sus hijos. El problema con las semillas transgénicas es que no solo se ciñen a la zona donde se siembra sino que contamina campos cercanos con lo que desaparece el cultivo local.
Banco de semillas.
Hace años los cabildos en Canarias crearon una red de bancos de semillas para preservar las variedades autóctonas de la contaminación cruzada que pueden recibir de las que llegan de fuera. Cerca del Hospital de las Breñas existe un banco donde podemos conseguir (gratis) semillas del país. Tienen una gran variedad de semillas y también de papas. Sólo tienes que pasar por este sitio y amablemente te las darán e informaran sobre las mejores variedades que se pueden dar en tu zona.
En casa estamos empezando un pequeño huerto donde no queremos usar nada químico para su producción. Usaremos un trozo de 3 por 12 metros y lo cultivaremos con el método “Parades en Crestall” donde se combinan plantas y flores aromáticas con el cultivo e incluso con pequeños «refugios» para insectos, un método de riego por exudación y poco más. Sólo el principio da un poco de trabajo pero después cada año se rotará el cultivo de lugar y, por amigos que ya lo hicieron, estamos seguro del éxito. Si quieres saber más de esta experiencia en mi página web: arcoirisdesalud.com pondré una pestaña con el apartado de “la tierrita”.
Para este “experimento” no necesito esperar mucho para saber si será bueno para mi salud. Los antepasados canarios ya lo cultivaron durante años sin ningún efecto secundario, así es fácil tomar una decisión en cuanto a semillas: ¿transgénicas o del país?
Salu2 Manuel
Un video sobre la nanotecnología:
Posted by Susi on 25/12/2012 at 11:40
Hola, esperamos fotos de tu huerto..un saludo.